viernes, marzo 11, 1988

Juan Carlos Merla: la tarea de la actualización/Xavier Moyssén/ 11 de Marzo 1988

Juan Carlos Merla: la tarea de la actualización. 11 de Marzo 1988


Del momento (que es decisivo y culminación en la trayectoria de cualquiera artista) en que Juan Carlos Merla tuvo su primer exposición individual al presente han pasado ya, aproximadamente, once o doce años. El periplo puede parecer breve, de hecho lo es, y aún así para saber lo que significa el tiempo entre estos dos puntos es necesario recordar las condiciones existentes en aquel entonces; tantos y tan decisivos han sido los cambios sucedidos.
Nos encontraríamos con que un nuevo animo recorre todos los rincones del país, éste se prepara para aprender el cómo administrar una riqueza que nunca le llegará; se habla de alianzas entre todos los sectores productivos, la ansiada armonía social, para decirle en términos actuales , parece estar al alcance de la mano. Nuevo león, Monterrey en particular, hace gala y reconoce explícitamente – hasta la extravagancia- el super éxito financiero de su industria y Holdings locales ( los tiempos, en efecto, estaban mutando aún cuando nadie reparó en que sentido ni a qué plazo) y la sociedad entera se disponía a permitirse otras distracciones, otras actividades que no las consideradas –en estas tierras del ahorro y el trabajo- como de “primera necesidad”. De ellas, el arte, la “cultura”, ocuparán buena parte de su atención y recursos.
No quiero dar a entender con lo anterior que dichas actividades hubieran estado ausentes hasta ese momento, ni que de pronto aparecieran, por el contrario Nuevo León es poseedor de una rica historia cultural que por desgracia ha sido poco estudiada y menos difundida” lo que apunto-en rápidas líneas por necesidad- es la transformación que el medio sufrió y que será la que marque las fronteras de la matriz en que nació y creció el trabajo de Juan Carlos Merla y de todos aquellos, que como él, a partir de estas fechas empiezan a darse a conocer. Las manifestaciones artísticas, sin perder su sentido de clase, se volcarán o buscarán volcarse sobre la población en general; habrá multiplicación de espacios que darán gustosa acogida a todos los géneros, incluido lo “marginal”; los temas relacionados con el arte y la cultura, en rápido ascenso, ocuparán el interés de los medios de comunicación masiva, cada vez más se hablará y distribuirá lo relativo a lo que en estos campos sucede en la ciudad; habrá promociones cercanas al mecenazgo y empezará a surgir la idea de que existen rasgos distintivos del quehacer artístico y cultural que se lleva a cabo en esta región. La transformación a la que aludo, en síntesis y para el tema que nos ocupa, podría ser ejemplificada con un soltar las amarras para ir en busca del espíritu que traen los nuevos tiempos, se trata de ponerse al día y esta es la vena, la fuente, de que se nutre la obra de Merla.
Resultado pues, de un periodo generoso por creer en la expansión de beneficios irreales, de una búsqueda (un deseo “sentido: por la sociedad entera_ , por lo que está sucediendo hoy, aquí y allá, de una sensibilidad atenta a lo que le rodea, el artista desde un principio le impone a su quehacer la tarea ingente de la actualización solo que por fortuna, su propósito correrá con mejor suerte y resultado que todas las demás expectativas.
Por actualización entendemos, en este caso, tanto la materialización del espíritu del que se ha hablado, o sea, la formación objetual de lo “nuevo”, como, en el momento siguiente, la incorporación o apropiación de tal animo al proyecto personal del productor. Dicho en otras palabras, la actualización no se reduce a la creación de obras que responden a nuevas necesidades, sino que ésta se convierte en el propósito interno, propio del artista, independientemente ya del destino que puedan correr aquellas fuerzas y motivos que le dieron origen. La actualización también comprende otro aspecto, el que concatena a los dos anteriores y más que actualización, esta otra faceta, se parece a la innovación, es decir, al conocimiento y aprendizaje de los modos, técnicas y productos en circulación, es condición expresa y necesaria para arribar a nuevas formas, a productos distintos.
Este último punto se refleja, precisamente y con exactitud, en el trabajo de Juan Carlos Merla al tomar la actualización como meta y propiedad de su quehacer. Su obra, atenta a las circunstancias, es entonces resultado de lo observado, aprendido y aprehendido de lo “nuevo” lo que le permite mantenerse siempre dentro de los mismos límites, pero, al mismo tiempo, irlos jalonando hacía terrenos auténticamente nuevos en su propia evolución.
Por lo tanto lo que nos ofrece Merla en sus obras es una y la misma cosa, un permanente e insaciable desde de “actualidad” y una constante transformación para alcanzar a satisfacerlo. Este juego entre fuerzas contrarias crea una tensión especial que va de pieza en pieza creada pues tan pronto se llega a un punto cuanto ya éste contiene el inicio del siguiente y así sucesivamente. Se trata de un tipo de producto que en tanto llega a ser, “naturalmente” busca su renovación; es, así, tradicional porque está inserto en el momento, el modo y la práctica que imperan y no lo es puesto que no se detiene si no que da, inmediatamente, el paso siguiente; es por exclusión la misma obra “actualizada”, pero no lo es porque siempre se presenta bajo distintas formas.
La colección de 7 obras a la que acompañan estas líneas es un buen ejemplo de lo que aquí se ha dicho. Cuatro de ellas pertenecen al “pasado” pero si atendemos con cuidado no son muy diferentes a las últimas cinco. Estas podrían parecer una variación de un mismo propósito, de una misma búsqueda y sin embargo, en el fondo, son más bien ensayos que preparan otras tantas maneras de presentarlo; cada una es una totalidad finita y ya terminada. En unas el acento está puesto en el color y su aplicación, en otras sobre el material que sirve de soporte y el efecto que produce, en otras más en la técnica y el medio del que sirve la superficie pintada, y/o en lo que es la realización misma.
Es prácticamente imposible que en tan breve presentación queden contenidos los rasgos fundamentales de un artista, si obra y entrono. Sirva por lo pronto de emergente substituto de una conclusión general lo que en otro momento he escrito sobre Juan Carlos Merla: su trabajo es la mejor muestra de lo que nuestra época es, de las expectativas del medio, de aquello que a la práctica artística ocupa y preocupa, y de las posibilidades del futuro contenidas en el presente.
Xavier Moyssén Lechuga.
Monterrey ,Nuevo León, México.
11 de Marzo 1988